REGINO LESCANO LE ENVIA ESTA TARJETA DE FANTASIA DESDE EL PRESIDIO
MILITAR DE USHUAIA EL 17-2-1906 AÑO DE LA CREACION DE ESTA
INSTITUCION A ESTELA CARBALLO ARAYA, EN CAÑADA DE GOMEZ, PROVINCIA
DE SANTA FE
CORRESPONDENCIA DE LA ARISTOCRACIA ARGENTINA
EL CORONEL REGINO LESCANO(1932) PODRIA TRATARSE DE LA MISMA PERSONA
QUE FUE ASESINADO EN CURUZU CUATIA: Pero el malestar político
continúa. El radicalismo, que mantiene su política abstencionista,
es una fuente de inquietud. Hay radicales que conspiran
activamente. A fines de junio es asesinado en Curuzú Cuatiá
(Corrientes) el coronel Regino Lescano, yrigoyenista, que
aparentemente preparaba un movimiento revolucionario. El 20 de
diciembre, el presidente Justo decreta el estado de sitio con el
pretexto de un inminente estallido de una revolución radical
encabezada por el teniente coronel Atilio Cattáneo. El ex
presidente Yrigoyen es detenido nuevamente y......
En 1881 el gobierno argentino firmó un Tratado de Límites con
Chile. Un año después, inspirado en el éxito que habían tenido
Francia e Inglaterra en fundar penales en lugares inhóspitos,
dispuso instalar una colonia penal en el extremo sur de nuestro
país. Dos eran los objetivos principales: resolver el problema
penitenciario y repoblar esa región inhóspita, después de haberse
despoblado de indígenas, y de esa manera afianzar nuestra
soberanía. La colonización de esas tierras había comenzado en 1869
por los hermanos anglicanos.
En la isla grande e Isla de los Estados, el gobierno creó en 1884
las Subprefecturas, convirtiendo a Tierra del Fuego en gobernación
y su único pueblo fue consagrado capital. Fue el comandante Augusto
Lasserre quien fundó Ushuaia, nombre que en lengua yamana
significa, "bahía hacia el este".
En la Isla de los Estados, además de Subprefecturas se instaló un
faro y un presidio en San Juan del Salvamento, que se mudó a Puerto
Cook en 1902, en 1906 fue trasladado a Ushuaia.
El 15 de setiembre de 1902, fue colocada la piedra fundamental del
"Presidio Nacional". La construcción fue realizada con materiales
de la región y con mano de obra de los penados, que habían sido
ubicados en cárceles provisorias. En 1920 finalizó la construcción,
que contaba de 5 pabellones de 76 celdas exteriores cada uno.
Totalizaban 380 celdas unipersonales de 1,50 por 2 metros, con una
puerta de gruesa madera con un orificio vidriado a un metro del
suelo, que permitía vigilar desde afuera. La ventilación ingresaba
por una abertura enrejada de 20 por 20 cm ubicada cerca del techo.
Un verdadero encierro solitario y absoluto.
Los 5 pabellones convergían en forma radial a una "rotonda
múltiple", donde se concentraban todos los presos con distintos
propósitos: para dirigirse a realizar distintas tareas tanto dentro
como fuera del presidio, como sala de conferencias, celebrar misas,
auditorio y cine. Ello, para ejercer la vigilancia de los presos
cuando se encontraban en sus celdas.
Entre el pabellón 1 y 2 se levantó la cocina y entre el l y el 3,
la panadería. En el comienzo de cada pabellón se construyeron unos
martillos que cumplían distintas funciones, bibliotecas,
enfermerías, oficinas... En un tiempo fueron alojados reclusos, lo
que permitió que la población llegara a 600 penados.
La cárcel contaba con 30 sectores de trabajo, algunos instalados
fuera del edificio central pero dentro del predio, el que no
contaba con un muro que lo circundara, sólo una alambrada de 2
metros de altura coronada de 4 hileras de alambres de púas.
En 1943 se inauguró un moderno hospital que posteriormente fue el
Hospital de la Base Naval y por mucho tiempo el único en la
zona.
El primer nombre del presidio fue "Cárcel de Reincidentes". En
1918, "Cárcel y Presidio de Tierra del Fuego". Posteriormente, en
1934, "Cárcel de Ushuaia" y por último, en 1940, "Cárcel de Tierra
del Fuego".
Fueron enviados los condenados más peligrosos del país, los
reincidentes, soldados, suboficiales y oficiales juzgados por
tribunales militares y confinados políticos.
Cuando un grupo de presos comunes era destinado a Ushuaia, viajaba
durante un mes en las bodegas de los barcos, los tobillos con
grillos remachados e imposibilitados de salir a cubierta. El
polvillo del carbón de las calderas se filtraba por todas partes y
los presos llegaban tiznados y tosiendo con los pulmones
impregnados de carbonilla.
Cuando llegaban al penal, se los reunía en la "rotonda", donde se
distribuían los uniformes, conocidos como "traje a rayas", de color
amarillo con rayas horizontales azul oscuro. En el birrete y la
casaca figuraba un número con el que era identificado el penado
mientras duraba su cautiverio.
Una vez instalados, bajo régimen retributivo de trabajo obligatorio
se les asignaba una tarea en las dependencias o talleres,
atendiendo las necesidades del penal. Además prestaban servicios a
toda la ciudad, construyendo calles, puentes , muelles,
edificios... Se instalaron la primera imprenta, teléfonos,
electricidad, bomberos etc.
Se explotaron los bosques para proveer de leña a las calderas y
calefacción y la madera para la construcción. Para el transporte de
los guardias, los presos y la madera fue necesario habilitar un
tren de trocha angosta. Se lo ha denominado "Tren del Fin del
Mundo" y en la actualidad funciona como atracción turística.
Todos los presos recibían obligatoriamente instrucción primaria.
Todas las actividades se realizaban bajo una severa disciplina.
Desde la llegada de los primeros penados en 1884 hasta el cierre
del penal, dispuesto por decreto del 21 de marzo de 1947, firmado
por el presidente Perón, todo está reflejado minuciosamente en dos
volúmenes titulados "El Presidio de Ushuaia" del licenciado Carlos
Pedro Vairo, investigador sobre temas fueguinos. Un importante
documento histórico en donde narra las costumbres, los trabajos,
las fugas, el régimen de castigos, las torturas, la crueldad de los
guardias... y el paso por el presidio de reclusos. Algunos de mayor
renombre, como el anarquista Simón Radowizki, el asesino serial de
niños Cayetano Santos Godino (alias "El Petiso Orejudo"), el
multihomicida Mateo Bank (alias "El Místico"). Muchos legajos se
han perdido, destruidos por el agua en los sótanos de la
Penitenciaría Nacional. A pesar de esto, se han rescatados muchas
historias, algunas siniestras, en los crudos inviernos... Todo
hacía que muy pocos lograran dejar ese infierno sin las secuelas de
tanto sufrimiento.
La lectura de los dos volúmenes del licenciado Vairo y de otros
autores, con un importante material fotográfico, la visita al Museo
Marítimo que brinda un panorama de los navegantes por esos confines
y en especial el Museo del Presidio y el viaje en el "Tren del Fin
del Mundo" han sido de mucha utilidad para escribir esta
historia.
A partir de 1947 el presidio fue clausurado. Los presos fueron
distribuidos en distintos establecimientos carcelarios sin el
denigrante uniforme a rayas, cuyo uso había sido derogado. Los
guardias, en su mayoría extranjeros, volvieron a sus países de
origen o abrieron negocios en la ciudad. Los muros de frías
paredes, las celdas, los grilletes y todo lo que se ha conservado
se han convertido en piezas de museo, donde los visitantes pueden
tomar una idea de aquel lúgubre lugar al que con justicia se llamó
"La Siberia Argentina".
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